índice Mujeres en Digital 2019, España en el 9º lugar

La Comisión Europea ha publicado el índice Mujeres en Digital 2019 que mide a los Estados Miembros en función de 13 indicadores del área digital en su vertiente de de género. España ocupa el 9º puesto, por encima de la media comunitaria.

Finlandia, Suecia, los Países Bajos y Dinamarca obtuvieron las calificaciones más altas en este DESI y se encuentran entre los líderes mundiales en digitalización. A estos países les siguen el Reino Unido, Luxemburgo, Irlanda, Estonia y Bélgica.

El informe resume cinco indicadores del rendimiento digital de Europa, permitiendo un seguimiento de la evolución de los estados miembros de la Unión Europea en la competitividad digital. Estos cinco indicadores son: conectividad, capital humano, uso de Internet, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales.

En el ámbito del capital humano nuestro país se sitúa en el puesto 17 del ranking, al igual que los dos años precedentes. Los niveles de competencias digitales básicas siguen siendo inferiores a la media de la UE. Únicamente el 55% de las personas entre 16 y 74 años poseen capacidades digitales básicas, dos puntos por debajo de la UE en su conjunto.

El porcentaje de especialistas en TIC representa una proporción menor dentro de la población activa que la de la UE (2,9% frente a un 3,7 % en la UE). Los titulados en TIC en España representan el 3,9% del total y las mujeres especialistas en TIC únicamente alcanzan el 1% del total del empleo femenino.

 

 

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La Unión Europea viene alertando desde los años 90 sobre el problema de la baja participación de las mujeres en la era digital, tanto en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, como en la profesionalización del sector. Los datos muestran que esta gran desigualdad de género a escala mundial, al contrario de detenerse, ha ido en aumento estos últimos años.

Los informes Women active in the ICT sector (2013) y Women in Digital Age (2018) publicados por la Comisión Europea, muestran que la vocación para los trabajos técnicos y la tecnología sigue bajando de forma generalizada, lo que podría suponer un importante problema socio-económico a futuro. Por cada 1.000 mujeres graduadas en educación superior en la UE, solo 24 son graduadas en campos relacionados con las TIC. De estas 24 graduadas, solo 6 terminan trabajando en trabajos digitales. Y eso a pesar de los esfuerzos ya realizados en este campo. Por otro lado, de cada 1.000 hombres graduados, 92 estudiaron en campos relacionados con las TIC, de los cuales 49 terminaron trabajando en trabajos digitales. Un diferencial que volvemos a encontrar en la innovación, y en particular, en el nivel tecnológico de las iniciativas emprendedoras como revelan las conclusiones del Informe especial Global Entrepreneurship Monitor de 2017. Según dicha investigación, a medida que aumenta el nivel de desarrollo económico, la tasa de participación empresarial de las mujeres disminuye. Las percepciones que tienen sobre sus capacidades para iniciar un negocio son mayores en las economías menos desarrolladas.

En Andalucía, el Diagnóstico inicial de la situación de la mujer en el sector TIC andaluz publicado por la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio pone de manifiesto que sólo el 20% de los contratos registrados en el ámbito de las TIC durante el 2016 corresponden a mujeres. Este dato concuerda con otros similares, indicándonos como las dificultades de acceso al mercado del trabajo, la falta de participación femenina en el sector, las malas condiciones laborales y la escasa representatividad en el empresariado, afectan a la evolución de la mujer en el entorno laboral digital.

Las brechas de género en el mundo digital tienen, pues,  consecuencias que repercuten en toda la sociedad a medio largo plazo.

Por ejemplo, se estima que la consecución de la paridad entre hombres y mujeres en el acceso a puestos digitales supondría un aumento anual del PIB de 9000 millones de euros al año en Europa. Además, el aumento en la participación de la mujer podría, entre otros logros, contribuir a disminuir la brecha salarial, puesto que las profesionales del sector TIC suelen ganar un salario 9% superior en puestos similares en otros ámbitos. Sin contar con las previsiones que apuntan a la necesidad de incorporar a los talentos femeninos para atraer al Ventury Capital y dinamizar así el emprendimiento tecnológico en España.

Estos datos corroboran que tanto desde un punto de vista ético, social como económico, la inclusión de la mujer en el sector tecnológico no es una opción, sino una necesidad: primero para contribuir a un desarrollo igualitario de la sociedad, en el respeto de la diversidad y de las personas; y segundo, para contribuir a que el propio sector y la economía andaluza aprovechen el enorme potencial existente.

 

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